EDITORIAL: DE WWW.TODOENELPUNTO.COM.
Por: Primitivo Gil, periodista y director
La Semana Santa nos encuentra esta vez con el alma desgarrada. El dolor que hoy nos embarga como pueblo va más allá de lo individual: es un luto colectivo, un grito de impotencia que recorre cada rincón de Santo Domingo Este y se extiende a toda la nación. Las pérdidas humanas, los rostros que ya no veremos, los sueños que se apagaron de forma tan repentina… nos confrontan con la fragilidad de la vida.
En este tiempo sagrado, cuando recordamos el sacrificio de Cristo y su promesa de redención, somos llamados a la reflexión más profunda. No hay palabras que alivien completamente esta pena, pero sí hay actos de unidad, solidaridad y fe que pueden sostenernos. Semana Santa no debe ser solo un feriado más. Debe ser un momento de recogimiento, de mirar hacia dentro, de abrazarnos en la esperanza y renovar nuestra fe en Dios, quien sigue siendo nuestro refugio y fuerza en medio de la tormenta.
Que este dolor no nos divida. Que este luto nos una más como hermanos. Es en estos momentos cuando el pueblo dominicano muestra su temple, su capacidad de consolar al caído, de tender la mano al más afectado. Saldremos de este oscuro valle, sí. Nos levantaremos. Y al hacerlo, nuestra fe no será menor, sino más firme; nuestro amor por el prójimo, más fuerte; y nuestra confianza en un mañana mejor, más viva.
A cada familia que llora hoy, les abrazamos con el corazón. A cada vida perdida, les rendimos honor con nuestro compromiso de seguir adelante. Que esta Semana Santa nos haga más humanos, más solidarios y más conscientes del milagro de la vida.
Porque incluso en el dolor más hondo… Dios no nos suelta.
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